9 de diciembre de 2007

Bienvenido al mundo utópico de la noche

"El hombre moderno está enajenado de sí mismo, de sus semejantes y de la naturaleza. Se ha transformado en un artículo, experimenta sus fuerzas vitales como una inversión que debe producirle el máximo de beneficios posible en las condiciones imperantes en el mercado. Las relaciones humanas son esencialmente las de autómatas enajenados, en las que cada uno basa su seguridad en mantenerse cerca del rebaño y en no diferir en el pensamiento, el sentimiento o la acción. Al mismo tiempo que todos tratan de estar tan cerca de los demás como sea posible, todos permanecen tremendamente solos, invadidos por el profundo sentimiento de inseguridad, de angustia y de culpa que surge siempre que es imposible superar la separatidad humana. Nuestra civilización ofrece muchos paliativos que ayudan a la gente a ignorar conscientemente esa soledad: en primer término, la estricta rutina del trabajo burocratizado, mecánico, que ayuda a la gente a no tomar conciencia de sus deseos humanos más fundamentales, del anhelo de trascendencia y unidad. En la medida en que la rutina sola no basta para lograr ese fin, el hombre se sobrepone a su desesperación inconscientemente por medio de la rutina de la diversión, la consumición pasiva de sonidos y visiones que ofrece la industria del entretenimiento; y, además, por medio de la satisfacción de comprar siempre cosas nuevas y cambiarlas inmediatamente por otras. El hombre moderno está actualmente muy cerca de la imagen que Huxley describe en "Un mundo feliz": bien alimentado, bien vestido, sexualemente satisfecho, y no obstante sin yo, sin contacto alguno, salvo el más superficial, con sus semejantes, guiado por los lemas que Huxley formula tan sucintamente, tales como: "Cuando el individuo siente, la comunidad tambalea"; o "Nunca dejes para mañana la diversión que puedas conseguir hoy", o, como afirmación final: "Todo el mundo es feliz hoy en día." La felicidad del hombre moderno consiste en "divertirse". Divertirse significa la satisfacción de consumir y asimilar artículos, espectáculos, comida, bebidas, cigarrillos, gente, conferencias, libros, películas; todo se consume, se traga. El mundo es un enorme objeto de nuestro apetito, una gran manzana, una gran botella, un enorme pecho; todo succionamos, los eternamente espectadores, los esperanzados - y los eternamente desilusionados-. Nuestro carácter está equipado para intercambiar y recibir, para traficar y consumir; todo, tanto los objetos materiales, como los espirituales, se convierten en objeto de intercambio y de consumo."
El arte de amar. Erich Fromm

Hoy volví a leer partes del libro de Fromm El arte de amar, aqui una parte.
"Mundo utópico de la noche", la sensación de las caretas que uno se pone, siempre "divertido". Ya cuando se acerca la noche, se entra en otro mundo... Bienvenido al mundo utópico de la noche.. donde todas las creaciones y diversiones afloran.De día consumo consumo consumo... detenerse, analizar(?)Investigando el mundo, las personas, las cosas, las historias...
A modo de juego, una palabra de cada frase, unas palabras de cada idea... a ver si entrenamos nuestras mentes, no solo el consumo pasivo, asi también es más sencillo para mi.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada palabra es tan cierta. Yo sinceramente, no me siento cómoda en ese 'mundo utópico', puedo vivirlo un rato pero al cabo de poco tiempo ya me satura, me siento incómoda, y más aún cuando todo el mundo 'espera' que una se vista de tal o cual forma, o peor aún, se acueste con medio mundo. Es como que implícitamente 'tenés que darte para divertirte, y si no lo haces, qué haces acá, sos una desubicada, aburrida, fuera de onda o lo que sea.'

Me cansé de ese mundo superfluo, y me alejé, y cultivé mi mundo y aprendí a apreciar a mis amigos, los no-caretas (que hay poquísimos).

Te mando un abrazote! (: